El Lyceum Theatre es uno de los teatros más impresionantes de Londres. Cada noche acoge a unas 2100 personas entre los mismos muros que han visto pasar desde conciertos de U2, Queen o los Rolling Stones hasta obras como Jesucristo Superstar. Una de las cosas que más llama la atención es el rojo de sus paredes, los marcos de las fotos sin fotos que le dan un aspecto único y, ya dentro del auditorio, la decoración barroca que provoca sombras y luces una vez la iluminación ha descendido. Recorriendo sus pasillos no parece extraño saber que Bram Stoker fue business manager del propio teatro y escribió Drácula entre sus paredes, basando su protagonista en su propio jefe y amigo Henry Irving.
Casi 140 años después lo que nos atrae a este teatro es algo muy distinto… el 15º año de El Rey León en el West End, un musical único que consigue juntar distintas generaciones, razas y nacionalidades.
Tras el éxito de la película, Elton John completa su obra maestra junto a Tim Rice, uno de los más reconocidos compositores de teatro musical de nuestros tiempos. Quizá la música sea una de las claves del éxito de este musical, pero desde luego no es la única.
El Rey León tiene una de las puestas en escena más arriesgadas y originales de nuestros tiempos. La propia Julie Taymor (responsable de la obra y primera mujer en llevarse el Tony como mejor directora de musical y mejor vestuario) se inspiró en máscaras tradicionales africanas y en las famosas sombras balinesas para introducirnos de lleno no sólo en el mundo animal sino en la cultura africana, llena de luz y color.
Con un guión inteligente fruto de Irene Mecchi (guionista de Disney en obras como El jorobado de Notre Dame y Hércules) y Roger Allers (que ha hecho los diálogos de Aladdin, La Bella y la Bestia, La Sirenita y muchas otras) lleno de bromas frescas y actuales que siempre te harán reír, no importa las veces que las hayas escuchado.
La obra rompe una cuarta pared que ni siquiera llega a existir desde el minuto uno, lo que hace que el espectador se sienta parte de la sabana africana. En cuanto entras en el auditorio el sonido ambiente de jungla te acompaña hasta el comienzo de la primera canción y durante la obra las interacciones entre espectador y obra se suceden para recordarte que no sólo eres un mero observador, tú eres parte de la historia.
Las marionetas y el diseño de cada uno de los animales hacen que te olvides del actor que maneja los hilos: existen alrededor de unas 230 máscaras y títeres representando unas 25 especies diferentes que se utilizan en cada representación.
Cabe destacar la actuación de George Asprey como Scar, brillante en su rol de villano. Lleva la friolera de 6 años interpretando el papel y lo convierte en uno de los actores mejor pagados del West End.
El escenario amplio y llano se convierte hasta en 5 espacios diferentes, desde Pride Rock el hogar de Simba, el cementerio de elefantes donde viven las hienas. Hasta podemos llegar a ver una cascada y la famosa estampida que da lugar a una de las escenas más intensas del musical.
Si quieres trasladarte a Africa, reír, llorar y sobre todo vibrar desde tu butaca y sentir la magia del teatro al máximo, El Rey León es sin duda la obra a ver. El mes pasado cumplía 1000 funciones en Madrid, donde se representa desde 2011 en el teatro Lope de Vega.