Tiene 3.500 años de antigüedad pero su equilibrada belleza atrae a más de un millón de visitantes cada año al Neues Museum de Berlín, su casa desde 2009. El que fuera su esposo, Amenofis IV -rebautizado por él mismo como Akenatón- la elevó al estatus de reina-diosa en Amarna.
Esa fue la ciudad erigida por ambos a través de una señal del dios Atón, sustituyendo a Tebas como capital de Egipto. En un punto de la historia dejamos de saber de ella: ¿Murió Nefertiti repentinamente? ¿Ejerció como faraona con otro nombre? La incógnita todavía está en el aire. Desde su sala en la Isla de los Museos de la capital alemana, Nefertiti mira hacia el dios sol.