Entrar en el teatro, localizar tu asiento, acomodarte y empezar a mirar alrededor, ver el escenario. No hay telón, solo unos bultos tapados con unas sábanas. A primera vista parece simple. Pero una vez comienza, lo primero que llamará tu atención es en la gran lámpara que empieza a elevarse desde el propio escenario para colocarse en el techo del teatro. Desde ese momento te das cuenta de que te encuentras ante una superproducción.
Es una de las obras más impresionantes que puedas encontrar ahora mismo en el West End. No por nada más de 100 millones de personas la han visto alrededor del mundo. Es, de hecho, el show más longevo de Broadway, superando incluso a Los Miserables y Cats.
Es una de las obras más aclamadas de Andrew Lloyd Webber y en su concepción original pretendía ser un show del estilo The Rocky Horror Picture Show, con la misma ironía y el mismo tipo de banda sonora. No podía acabar más lejos de esa realidad y en colaboración con uno de los gigantes del teatro y su socio en Cats, Cameron Mackintosh, y la coreógrafa de la misma obra, Gillian Lynne, representaron una primera versión en 1985. Cabe destacar que Lynne ha trabajado con nombres tan grandes como Errol Flynn y Barbra Streisand.
Para comprobar si la música era lo suficientemente buena, publicaron un single 6 meses antes de que abriera en Londres en octubre 1986. Para cuando abrió, la acogida fue tan buena que cuatro de las canciones del show se convirtieron en un éxito inmediato y los tickets se vendieron por adelantado por valor de más de un millón de libras. De hecho, la noche que abrió los aplausos duraron 10 minutos ininterrumpidos con toda la gente en pie. Una ovación que sus creadores se perdieron cuando, tras el descanso, decidieron abandonar el teatro para tomar algo en el bar de al lado intentando calmar sus nervios.
Pero no solo de fama vive un show. Ponerlo en marcha costó dos millones de libras, de los cuales 900.000 fueron para vestuario y set, con una parte importante destinada a construir esa gran lámpara cuya caída recrea la sucedida en la Ópera de París en 1896.
El fantasma de la ópera ha ganado siete Tonys y tres Oliviers y su banda sonora es la más vendida en teatro musical, con más de 40 millones de copias. Fue adaptada al cine en el 2004 con Gerard Butler como el fantasma y Emmy Rossum como Christine, recibiendo 3 nominaciones a los Oscar.
Y ahora mismo el fantasma del Her Majesty’s de Londres no es otro que Gerónimo Rauch, bien conocido en nuestras fronteras por haber representado a Jean Valjean en la exitosa versión española de Los Miserables. También representó en nuestro país a Jesús en Jesucristo Superstar. Aunque puede que por lo que más le conozcan en su Argentina natal es por haber ganado el concurso televisivo Popstars en el año 2002, lo que le permitió grabar tres discos con su grupo Mambrú.
Si os pasáis por esta capital europea y os apetece ver una superproducción musical, esta es una muy buena elección. Sea como fuere, siempre podréis comprar su banda sonora y el DVD del musical en su web oficial.
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