La joven fotógrafa búlgara Aneta Ivanova y su hermana son de nuevo las protagonistas de una serie en la que ha mantenido la técnica de la doble exposición que ya había utilizado con maestría en sus retratos en blanco y negro. Las imágenes mezclan océanos, flores y ciudades con rostros y cuerpos humanos empleando la doble exposición, esta vez en color.